La correcta gestión de los neumáticos fuera de uso contribuye a ahorrar agua
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Sin agua, no hay vida. Cada 22 de marzo se celebra el Día Mundial del Agua, una fecha en la que se busca crear conciencia sobre la crisis hídrica que sufre nuestro planeta y que ha derivado en sequías por medio mundo. Además, también tiene como objetivo recordarnos la necesidad de millones de personas de acceder a agua potable. Entre 2.000 y 3.000 millones de personas sufren escasez de agua en el mundo, un problema que se agravará en las próximas décadas, especialmente en las ciudades, según datos de la ONU.
A nivel mundial, el uso del agua ha venido aumentando aproximadamente un 1 % al año durante los últimos 40 años y seguirá así en el futuro. Mientras, en paralelo, aumentan los fenómenos meteorológicos extremos derivados del cambio climático. Una de las consecuencias más evidentes de este calentamiento global es que cada vez llueve menos en determinadas zonas o que se sequen algunos ríos, con lo cual el agua es actualmente es un bien limitado.
La escasez de agua afecta a más del 40% de la población mundial. Además, no todo el agua que existe en el planeta es apta para el consumo humano, por eso actualmente todos los esfuerzos que se inviertan en ahorrar agua o proteger los recursos hídricos son indispensables para para mantener el equilibrio del ecosistema. No olvidemos que el agua resulta fundamental no sólo para el consumo humano, sino también de todos los seres vivos del planeta. El 70% del planeta es agua, al igual que nuestro cuerpo, que también está compuesto en un 70% por agua.
Realizar una correcta gestión de los neumáticos fuera de uso, misión en la que participa TNU (Tratamiento Neumáticos Usados), no sólo se traduce en la reducción de desechos que se acumulan en la naturaleza, también se fomenta la reutilización, reciclado y valorización de los neumáticos fuera de uso contribuyendo al ahorro de agua y a la protección de nuestro entorno. En este sentido, a través del reciclado de neumáticos, se ahorran millones de litros de agua, ya que se reduce en gran medida el uso de este recurso. En términos prácticos, para fabricar un neumático nuevo se necesitan 1.950 litros de agua y sólo 878 litros para un neumático renovado, es decir se ahorra un 45% de agua.