La industria papelera se postula como motor de reindustrialización sostenible
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La industria de la cadena del papel —que supone en 11% del empleo industrial directo en nuestro país y factura el equivalente al 3% del PIB— se postula como motor de la reindustrialización sostenible en el EVENTO 2016 del FORO DEL PAPEL que, con el título PapelVISIÓN se celebra hoy en el Auditorio 400 del Museo Reina Sofía de Madrid. El Foro del Papel reúne a trece organizaciones de la cadena del papel que incluye a los fabricantes de celulosa y papel, impresores, editores y empresas de marketing directo, al sector de la transformación (fabricantes de embalajes de cartón ondulado y de cartón estucado, de bolsas, sobres, carpetas, cuadernos…) y a las empresas recuperadoras de papel y cartón.
Según, Enrique Isidro, presidente de ASPAPEL, “la cadena del papel es el perfecto ejemplo de la importancia de una industria fuerte, con un poderoso efecto motor sobre la economía, que aporta estabilidad, que juega un papel fundamental en la I+D+i y en la exportación y crea empleo de calidad”.
En la Jornada participan como ponentes Gerard Costa, profesor titular del Departamento de Dirección de Marketing de ESADE; Mar Gallardo, socia de Retail y Consumo, Pharma, Productos Industriales y Automoción de PwC; José Manuel González, de la División de Programas Europeos de CDTI y representante español en Reto Social 2 "Bioeconomía" en el Horizonte 2020, y el divulgador científico y técnico Manuel Toharia, Asesor Científico de AVANQUA.
Sector intensivo en inversiones: invierte más del 5% de la facturación, muy por encima de la media de la industria española (3,5%)
En la última década y pese a la crisis, el sector papelero español invirtió casi 2.200 millones de euros, una inversión media anual del 5,1% de su facturación (muy por encima de la media de la industria española que fue del 3,5% en 2014).
El sector papelero español inició en 2014 un nuevo ciclo inversor, enfocado a incrementar la capacidad, a mejorar la eficiencia y los costes y a la renovación tecnológica de las instalaciones y la innovación.
Las inversiones del sector en 2016 ascendieron a 228 millones, lo que supone un 5,5% de la cifra de negocio, de nuevo por encima de la cifra media de la industria española (3,5% en 2014 según datos INE). En los últimos diez años, pese a la crisis, el sector papelero español invirtió casi 2.200 millones de euros, lo que supone una inversión media anual del 5,1% de la facturación. Se trata de inversiones destinadas fundamentalmente a aumento de la capacidad de producción, reducción de costes y renovación tecnológica e innovación, así como calidad y medioambiente.
La industria papelera española y europea tiene su Hoja de ruta 2050 para liderar la bioeconomía baja en carbono, en la que el sector es pionero. El objetivo es reducir la huella de carbono en un 80% e incrementar la creación de valor añadido en un 50% para 2050. El sector estima que la implantación de tecnologías de descarbonización y el desarrollo de la producción de nuevos bioproductos requerirá hasta 2050 una inversión adicional de 44.000 millones de euros en el conjunto de Europa y de unos 3.200 millones de euros en España, lo que supone un incremento del 40% a unas inversiones ya muy intensivas.
Exporta más de la mitad de la producción, mientras la media de la industria española se sitúa en el 30%
La industria del papel en España exportó en 2016 el 55% de la celulosa y el 46% del papel que fabricó, muy por encima de la media de exportación de nuestra industria que se sitúa en torno al 30%.
Mercados tan exigentes como Alemania, Francia, Italia o Países Bajos son los principales destinatarios de nuestro amplio mix de productos, que incluye papeles gráficos (prensa, revistas, impresión y escritura), papeles para embalajes (cajas, bolsas, sacos…), papel tisú (papel higiénico, pañuelos, rollos de papel de cocina, servilletas…) y un amplio abanico de papeles especiales para muy diversos usos.
Utiliza materias primas locales, frente al déficit de materias primas de nuestra industria
En un escenario industrial de severo déficit de materias primas, el 97% de la madera y el 69% del papel para reciclar que utiliza la industria española para producir celulosa y papel es de procedencia local.
La madera que se utiliza para la fabricación de celulosa procede de plantaciones locales de pinos y eucaliptos. No olvidemos que, según datos de la FAO, España es el tercer país de la UE en superficie forestal, tras Suecia y Finlandia y es además uno de los países del mundo con mayor crecimiento de la superficie forestal.
Pero no solo somos una potencia forestal, también somos subcampeones europeos del reciclaje de papel y cartón, superados solo por Alemania en volumen de papel reciclado. Con respecto a la otra materia prima básica del sector, el papel que tras su uso se recoge para reciclar, el 69% del papel que recicló en 2016 la industria papelera española era de procedencia local y el 31% restante se importó fundamentalmente de países limítrofes (Francia y Portugal).
No tenemos petróleo ni gas, pero contamos con buenas condiciones climáticas para el cultivo de madera y con superficie baldía disponible por el abandono de labores agrícolas y ganaderas. Y además hemos desarrollado un eficiente sistema de recogida de papel para reciclar, que cuenta con la entusiasta colaboración ciudadana.
Empleo cualificado y estable (fijo en un 86%) para los que quieren trabajar en la industria del futuro
El empleo en la industria del papel es fijo en un 86% y cualificado: el 64% de los trabajadores tienen estudios secundarios o superiores.
En sus 81 fábricas en el conjunto del Estado español, emplea directamente a 16.320 personas, de las que unas 2.300 tienen estudios superiores. El empleo en la industria del papel es fijo en un 86% y cualificado: el 50% de los trabajadores tienen estudios secundarios y el 14% han cursado estudios superiores.
El sector de la cadena del papel es un buen lugar para trabajar. Un sector tecnológicamente a la vanguardia, protagonista de la economía circular y la bioeconomía, que nos trae la industria del futuro en la nueva era de la fibra de celulosa.
Los 9 ingredientes de la receta de la reindustrialización sostenible
“No es ningún secreto —explicó Enrique Isidro, presidente de ASPAPEL— que la clave del renacimiento industrial es el impulso de la competitividad. Como tampoco lo es —añadió— el conjunto de políticas que nos permitirán avanzar por ese camino: energía a precio competitivo, mejora de las infraestructuras logísticas y de transporte, apuesta por la I+D+i y el desarrollo tecnológico digital, política de formación y empleo, regulación inteligente que evite la sobrerregulación, ordenación y control de medidas fiscales especialmente de carácter medioambiental que puedan distorsionar la libre competencia y mermar la competitividad, política de internacionalización y comercio exterior que atraiga inversiones y facilite la penetración en mercados exteriores, facilitar la financiación y potenciación del tejido industrial e impulsar la sostenibilidad industrial”.
La facturación de la potente cadena de valor del papel equivale al 3% del PIB español
Una facturación de casi 33.000 millones de euros y 220.000 empleos directos son las grandes cifras de la cadena de las industrias del papel.
La industria papelera es en España el motor de una potente cadena de valor, de creación de empleo y riqueza. Desde las plantaciones para papel, pasando por la industria papelera, las industrias transformadoras, impresores, editores de libros, empresas de marketing directo, hasta las empresas de la recuperación de papel y cartón esta cadena de valor suma una facturación de casi 33.000 millones de euros (equivalente al 3% del PIB español), 220.000 empleos directos (el 11,4% del empleo industrial total) y 660.000 empleos indirectos.
Los bio-productos renovables, reciclables y biodegradables como el papel, capaces de producir el mayor valor añadido posible a partir de las materias primas iniciales, son los más aptos para satisfacer las demandas y expectativas de los nuevos consumidores. Son el futuro.
La industria de la cadena del papel en España como bioindustria basada en un recurso renovable y referente de un nuevo modelo industrial basado en la economía circular se postula como motor de reindustrialización sostenible.
Una economía fuerte, sostenible social y económicamente es una aspiración común. Sin olvidar la sostenibilidad medioambiental. Ya que los consumidores, conscientes de la necesidad de utilizar los recursos de forma responsable, valoran la reciclabilidad y dirigen sus preferencias hacia el bioconsumo, optando por productos renovables, integrados en el ciclo de la naturaleza.