Gas verde para el Green Deal
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La Unión Europea (UE) está ya trabajando en las diferentes estrategias que conforman el llamado Green Deal. Esta propuesta se centra en alcanzar la ‘neutralidad climática’ en 2050 y confirma el compromiso europeo con el objetivo global de reducción de emisiones, promovido por las Naciones Unidas. En los próximos 30 años, la UE deberá llevar a cabo una transición para que el porcentaje de emisiones liberadas a la atmósfera sea al menos igual al que capturamos. Una de las principales estrategias para conseguir dicho objetivo es la descarbonización o, dicho de otra forma, la reducción de emisiones de carbono. Otra es la apuesta por la economía circular en la que todos los recursos cumplen una función de manera continua y son reutilizados para su aprovechamiento en diferentes etapas.
La puesta en práctica de estas medidas se ve ahora amenazada por la crisis del COVID-19. El impacto económico de la pandemia ha hecho plantearse a algunos Estados Miembros el compromiso con los objetivos del clima y podría retrasar la puesta en marcha de algunas medidas. Al mismo tiempo, las últimas semanas de confinamiento han hecho descender considerablemente los índices de contaminación, poniendo en evidencia que podemos hacer más para revertir el cambio climático. Por tanto, lejos de dar marcha atrás, este momento puede ser una oportunidad para el impulso de una recuperación económica basada en la sostenibilidad y la protección del medio ambiente.
Ventajas del gas verde como fuente renovable
En este contexto de transición, el biogás es una energía renovable que ofrece muchas posibilidades, tanto para la descarbonización de múltiples sectores económicos como para el aprovechamiento de recursos. Como fuente de energía, este gas verde puede reemplazar a los combustibles fósiles. A diferencia de otras renovables, el biogás puede producirse a un ritmo constante y almacenarse fácilmente. Esto refuerza la estabilidad y la capacidad del sistema eléctrico. También ayuda a reducir la dependencia de la UE en la importación de gas1. Sus aplicaciones son muy variadas, ya que no solo puede destinarse a la producción eléctrica, sino también a la producción de calor o como materia prima para la elaboración de productos químicos.
Biometano: un potencial al alza
Las tecnologías necesarias para desarrollar el uso del biogás no son algo del futuro, están ya al alcance de nuestra mano. La forma purificada del biogás, el biometano, es totalmente intercambiable con el gas natural convencional y se puede inyectar en la actual infraestructura de redes de gas para los usos finales habituales (cocina, calefacción, ACS, procesos industriales, movilidad, etc.) El potencial del biometano está creciendo especialmente en los últimos años. Un informe publicado recientemente por la iniciativa ‘Gas for Climate’ estima que en 2030, la UE podría producir 35 bcm de biometano al año. En 2050, con los incentivos adecuados, la combinación de biometano e hidrógeno podría cubrir el 100% de las necesidades de gas natural en la UE2.
El biometano tiene también un gran potencial en el sector del transporte. Es el único sector en el que las emisiones siguen aumentando desde 2014 y representa un tercio de las emisiones europeas de CO2. Ante estas cifras, la electrificación no bastará para descarbonizar el transporte de forma eficiente y competitiva. El biometano puede beneficiarse de las infraestructuras de gas natural ya existentes, también en el transporte. Los motores de gas disponibles en el mercado, que ya permiten reducir las emisiones respecto al diésel o la gasolina, pueden ser adaptados para el uso del biometano, dando lugar incluso a un índice de emisiones negativas. Hay varios estudios que demuestran que el biometano es la mejor opción para limitar la contaminación atmosférica y preservar la calidad del aire si tenemos en cuenta el total de emisiones del ciclo de vida de los vehículos3. Las oportunidades del biometano son especialmente interesantes en el caso del transporte marítimo o de vehículos pesados, como autobuses o camiones, que son más difíciles de electrificar.
Biogás: aliado de la agricultura sostenible
El uso del biogás aporta beneficios adicionales para el medio ambiente por su vínculo con la economía circular, basada en la reutilización y el aprovechamiento de recursos. El gas verde puede ayudar a las ciudades y municipios a fomentar la bio-economía circular. Esto es posible porque se produce a partir de desechos biológicos, como los residuos agrícolas, los lodos de aguas residuales o los residuos orgánicos domésticos e industriales.
Además, el digestato, que es un producto derivado de la producción de biogás, puede emplearse como biofertilizante. Eso evita el uso de fertilizantes químicos y el intenso consumo energético necesario para su producción. El digestato permite enriquecer los suelos agrícolas y devolver a esos suelos un aporte de carbono orgánico, de modo que estos actúan como depósito natural de carbono4. Estas prácticas permiten un mejor aprovechamiento de los recursos agrícolas. Hablamos de un concepto de agricultura eficiente y al mismo tiempo sostenible, que puede ser optimizado mediante prácticas como el uso de cultivos intermedios, entre cosecha y cosecha, para producir biogás. Italia es pionera en el desarrollo de esta práctica con su concepto BiogasDoneRight5.
Biogas ‘made in Spain’
En España, el desarrollo del sector del biogás está todavía dando sus primeros pasos, en comparación con otros países líderes como Alemania, Francia, Reino Unido, Italia o Dinamarca. Las cifras nos dan una idea más tangible sobre la situación: de las 18.000 plantas de biogás que hay en Europa, solo unas 250 se encuentran en territorio español. En el caso del biometano, que en Europa cuenta con unas 600 unidades, España tiene solamente dos. Sin embargo, nuestro país tiene un gran potencial para el desarrollo de esta energía renovable que debería ser aprovechado. AEBIG, la Asociación Española de Biogás, es miembro fundador de EBA y lleva desde 2009 promoviendo el potencial del biogás en España y sus beneficios como energía renovable y mejora ambiental.
Según un análisis elaborado por el Grupo de Trabajo de Biometano Inyectado en Red del Ministerio para la Transición Ecológica (MITECO), el potencial actual de gases renovables podría cubrir el 66% de la demanda total de gas, que fue de 350 TWh en 20176. En España disponemos de una importante producción ganadera y agrícola. Los residuos de estos sectores son la materia prima de la producción del biogás. Expuestos al aire libre, esos residuos representan una importante fuente de emisiones (CO2 y metano), que podrían reducirse empleándolos en la producción de gas verde. Además, es una fuente de desarrollo rural y de fijación de empleo (y población) en entornos agrícolas y ganaderos, un aspecto muy interesante para combatir el efecto de la ‘España vacía’ que se concentra en zonas rurales con fuerte dependencia del sector primario. Estos beneficios están en consonancia con los actuales objetivos tanto del Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico como del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación.
Actualmente hay una cierta expectación por ver si el plan que el gobierno español debe proponer para contribuir a la descarbonización de la UE proporciona el impulso que el sector reclama. El biogás necesita un marco legislativo estable que ofrezca condiciones de inversión atractivas. Hay diversas medidas que podrían incentivar tanto la producción como el consumo de este gas verde. Algunos países europeos han puesto en marcha medidas que han dado buenos resultados y que podemos aplicar en nuestro país.
Podríamos, por ejemplo, poner en marcha un sistema de certificación del gas renovable (Garantías de Origen), compatible con los sistemas europeos ya en vigor que permita el comercio transfronterizo del biometano. Otro sistema que parece funcionar bien en otros países para fomentar la inversión en gas renovable son las ayudas económicas en forma de tarifas especiales (feed-in-tartiff o FIT), o aquellas que ofrecen una retribución en función del precio de mercado (feed-in-premium o FIP). Además, el cumplimiento de normativas de reducción de emisiones y de gestión de residuos también puede tener un impacto positivo en el desarrollo del biogás. Los próximos meses serán en cualquier caso decisivos para ver qué rumbo acaban tomando las cosas, tanto en España, como en el resto de la UE.
1 La UE importa más del 70% del gas que consume, principalmente de Rusia (Natural Gas Supply Statistics, Eurostat 2019).
2 ‘Gas Decarbonisation Pathways 2020-2050’ Gas for Climate 2020.
3 ‘Etude ACV de véhicules roulant au GNV et bioGNV’ IFP Energies Nouvelles 2019.
4 Más información en el sitio web 4per1000 initiative.
5 ‘BiogasDoneRight’, Consorzio Italiano del Biogas.
6 ‘Potenciales disponibles de biogás’ IDAE, Octubre 2018
Artículo publicado en el número 221 Marzo/Abril 2020