"Europa se ha esforzado en promocionar la economía circular, pero los avances son aún modestos"
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A principios de año, la Fundación Cotec para la innovación presentó la tercera entrega de su informe bienal de economía circular en el que analiza la evolución y la situación actual de este modelo de producción y consumo a nivel nacional respecto a Europa. Los datos arrojados alertan del estancamiento en los últimos cinco años de la transición a una economía circular, pese a la puesta en marcha de diferentes políticas y estrategias en distintos niveles administrativos y empresas, así como el mayor conocimiento del propio concepto de economía circular entre la ciudadanía. Hablamos con Adelaida Sacristán, Directora de gestión de conocimiento y estudios de la entidad, sobre las conclusiones del estudio y la evolución de la economía circular en España.
Este es el tercer informe que realizáis sobre economía circular, manteniendo vuestra contribución al análisis de la situación en España y analizando las políticas puestas en marcha desde los distintos niveles administrativos ¿Cómo lo habéis medido?
Para el seguimiento de la evolución de la economía circular en España el informe se basa en un análisis de los indicadores disponibles, si bien, la disponibilidad de datos e indicadores es escasa y no permite ofrecer una visión completa del avance de la economía circular en nuestro país.
La actual batería de indicadores se centra mayormente en el uso de recursos y generación de residuos. Es necesario avanzar en la medición otros aspectos como el ecodiseño, la reparabilidad, el uso compartido, e incluir también vinculaciones y sinergias entre diferentes políticas ambientales como las relativas al cambio climático.
Para suplir en parte esta carencia, en este último informe se ha realizado una consulta a expertos y representantes de organizaciones pertenecientes a sectores estratégicos de la economía circular con el fin de identificar y analizar las barreras y elementos facilitadores dentro del contexto español.
Por último, se ha procedido a un examen detallado de la evolución en los últimos años de las estrategias y programas de economía circular en los distintos niveles administrativos, centrándose especialmente en un análisis comparado a nivel territorial.
El término economía circular es cada día más más usado, ¿qué definición de economía circular habéis aplicado?
La economía circular es un término cada vez más conocido. De acuerdo a los resultados de la encuesta sobre la percepción social de la innovación que realiza Cotec anualmente desde 2017, en los últimos tres años se ha triplicado el grado de conocimiento sobre economía circular entre la población y, en 2020 el 32% de las personas sabía de qué se trataba.
Este nuevo modelo implica un cambio sistémico que afecta a la totalidad de la economía e incluye todos los productos y servicios.
Sin embargo, muchas veces el concepto de economía circular se asocia casi de forma exclusiva a los residuos y el reciclaje. Es importante señalar que la economía circular va más allá, es un nuevo modelo de producción y consumo diseñado para mantener durante más tiempo el valor de los recursos en el ciclo de producción. Esto implica repensar el ciclo de vida de los productos desde su diseño, facilitando su reparación, reutilización, y alternativas para compartir los productos y recursos existentes alargando de esa forma su ciclo de vida. Este nuevo modelo implica un cambio sistémico que afecta a la totalidad de la economía e incluye todos los productos y servicios.
De acuerdo a vuestra experiencia e informes, ¿cuándo empezó a impulsarse de manera más intensa la transición a la circularidad en España?
El trabajo de Cotec en economía circular se inició en el año 2016. En ese momento todavía era un concepto poco conocido en nuestro país; íbamos con cierto retraso respecto al conjunto de la UE donde ya se había avanzado en la reflexión y se habían adoptado medidas para su impulso – el primer plan de acción para la economía circular en la UE se publicó en diciembre de 2015 -.
Cuando Cotec publicó el primer informe sobre la situación de la economía circular en España, vimos que ocupábamos una posición destacada entre los países de la Unión Europea en el uso eficiente de los recursos, resultado de una tendencia que había comenzado en 2008. Sin embargo, esta evolución estaba motivada por una brusca disminución en la actividad de sectores intensivos en el uso de materias primas y materiales como consecuencia de la crisis económica. No se trataba de una modificación estructural de la economía española hacia la circularidad. Sin embargo, abría la oportunidad para iniciar la transición hacia una economía circular siempre y cuando se optara por una recuperación basada en un modelo más sostenible de producción y consumo.
Desde entonces se ha avanzado en términos de conocimiento, concienciación y acciones de los gobiernos y empresas para pasar al modelo circular, pero muchas de las iniciativas todavía se encuentran en una etapa temprana de desarrollo. Queda mucho camino para lograr una verdadera economía circular.
¿Qué resultados principales habéis esclarecido en vuestro informe? ¿Cuál es la situación actual del país?
En lo que se refiere al desarrollo de políticas públicas a través de planes, programas y normativas, se observan avances en todos los niveles administrativos, aunque es pronto para poder hacer un balance del impacto en la transformación del modelo económico. A nivel nacional, contamos con la Estrategia España Circular 2030 y el primer plan de acción para el periodo 2021-2023. A nivel territorial, todas las comunidades autónomas cuentan con estrategias autonómicas, hojas de ruta o en su defecto planes de gestión de residuos.
En términos de uso eficiente de los recursos, España ha experimentado cierta mejora en el último quinquenio, pero es bastante menor que la observada justo después de la crisis económica, es decir, en el momento en que se reactiva la economía, nuestro modelo productivo requiere de nuevo mayores cantidades de materias primas y materiales. En el otro extremo del eje recursos-residuos, se observa una tendencia del incremento en la generación de residuos. A pesar de que iniciamos el siglo XXI con un comportamiento positivo en cuanto a su reducción, desde 2012 la tendencia se ha invertido. Esto refuerza la hipótesis de que los buenos registros en algunas de las variables de circularidad de la economía española se han debido más a una cuestión coyuntural que a un auténtico cambio estructural en términos de circularidad.
Los buenos registros en algunas de las variables de circularidad de la economía española se han debido más a una cuestión coyuntural que a un auténtico cambio estructural en términos de circularidad.
¿Es negativo el estancamiento que habéis percibido? ¿En qué sentido?
Evidentemente el estancamiento observado es negativo porque está poniendo de manifiesto un comportamiento contrario al esperado en una economía circular: el desacoplamiento entre crecimiento económico y uso de recursos. De esta forma las necesidades materiales y la presión que estas ejercen sobre el medioambiente disminuyen aun con crecimiento económico.
¿Cuál es la situación de Europa? ¿Quién lidera este desarrollo dentro de la UE? ¿En qué punto estamos comparativamente con nuestros países vecinos? ¿En qué debemos fijarnos?
En los últimos años la UE se ha esforzado en promocionar la economía circular, pero los avances son aún modestos. La tasa de uso circular de los materiales sigue siendo muy baja para el conjunto de la UE (12%), aunque con notables diferencias entre los distintos países, desde el 30% de los Países Bajos al 10% de España o el 6% de Finlandia. En todo caso, como ya hemos señalado, la falta de un marco de indicadores integrado de los distintos elementos de la economía circular, hace difícil comparar los avances de los distintos países. Hay países que destacan por el compromiso político y conciencia social en materia medioambiental, pero en todos existen importantes lagunas que cubrir para llegar a una verdadera economía circular, como es por ejemplo el alto porcentaje de incineración de los residuos en los países nórdicos, o el desproporcionado nivel de residuos municipales que se destina a vertedero en España, más del 50% del total.
En el despliegue de la economía circular en España, el papel central lo ocupa el impulso a un nuevo modelo de gestión de los residuos.
¿Cuáles son las tendencias en nuestro país? ¿Qué veremos en el futuro de la economía circular?
Sin duda, el futuro de la economía circular en nuestro país está determinado por los objetivos que se han establecido para el conjunto de los estados miembro en los sucesivos planes de acción para la economía circular, enmarcados dentro del Pacto Verde europeo, y por los fondos destinados a la recuperación tras la covid-19, de los que un 40% estarán dirigidos a la transformación verde. Esto representa una gran oportunidad para la necesaria transformación de las formas de producción y los estilos de vida de la sociedad española, hacia modelos más sostenibles. Si bien, en el despliegue de la economía circular en España, el papel central lo ocupa el impulso a un nuevo modelo de gestión de los residuos.
En la gestión de residuos persisten importantes puntos débiles. No olvidemos que la tasa de reciclado de residuos en España es del 35%, lo que supone el incumplimiento del objetivo del 50% marcado por la Comisión Europea para 2020, y estar lejos de los objetivos aún más ambiciosos establecidos para los próximos años – 55% en 2025; 60% en 2030; 65% en 2035 -. Pero para cambiar los actuales patrones lineales de producción y consumo, serán también imprescindibles y urgentes avances en las fases iniciales del ciclo productivo concentrando el esfuerzo en cuestiones como el ecodiseño y la ecoinnovación.
¿Qué barreras enfrenta la economía circular en España? ¿Qué debemos hacer para mejorar a corto plazo?
Las barreras tienen un carácter multidimensional que incluyen: factores internos a las propias organizaciones; factores vinculados al mercado y a las cadenas de valor; condiciones de contorno relacionadas con el entramado institucional y social; disponibilidad de infraestructuras y tecnologías que puedan ofrecer soporte a las iniciativas de economía circular; condicionantes económicos y financieros; pero en este momento, son las barreras normativas e institucionales las que más están condicionando los avances hacia una economía circular.
¿Qué papel juegan las empresas, gobiernos e individuos en esta transición?
Como ya he mencionado, la economía circular implica un cambio sistémico que afecta a la totalidad de la economía. En la transición, el papel de cada uno los elementos del sistema, de cada uno de los agentes, va a ser fundamental y va a requerir cambios. Cada uno de nosotros tenemos la responsabilidad de transformar muchos de nuestros hábitos incorporando conductas circulares que van desde el reciclado, a la reparación, reutilización, la reducción o el uso compartido. Las empresas afrontarán cambios en los modelos de negocio y los procesos productivos que afectarán en muchos casos a cómo se relacionan con toda la cadena de valor. Las administraciones ejercerán un papel fundamental en todo ello a través de la regulación, y de instrumentos para incentivar la economía circular y abordar su propia transformación como la compra pública, la fiscalidad, etc.
Pero más allá de cómo actuará cada agente, la transición hacia la economía circular requiere una actuación conjunta de todos ellos, en distintas escalas territoriales y en distintos sectores. Para ello serán necesarios procesos que incorporen la participación activa de múltiples actores, a través de instrumentos para el diálogo interinstitucional, conformación de ecosistemas de innovación o desarrollo de proyectos demostrativos.
Entrevista publicada en el número 237 de RETEMA.