La economía circular de los plásticos ante la COVID-19
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Desde hace ya muchos años, el sector de los plásticos está trabajando intensamente para que la economía circular de estos materiales sea una realidad. En 2015, la Comisión Europea publicó un paquete de medidas sobre economía circular que señalaba a los plásticos como una de las áreas prioritarias a desarrollar y posteriormente, en 2018, se publicaba la “Estrategia europea para los plásticos en una economía circular”, focalizada en la necesidad de lograr un reciclado de calidad que se pueda introducir en el proceso productivo de forma rentable.
El comienzo del año 2020 trajo novedades por parte de la Comisión Europea, que publicaba el nuevo Plan de Acción de Economía Circular de Europa para los próximos años con el lema “por una Europa más limpia y más competitiva”. Este nuevo plan se enmarca dentro del Pacto Verde Europeo (The European Green Deal), una hoja de ruta “integral” con acciones para conseguir que Europa se convierta en el primer continente climáticamente neutro en 2050.
El nuevo Plan de acción de Economía Circular amplía y completa las medidas ya impuestas en el primer paquete e insta a nuevos sectores que también usan plástico (electrónica, vehículos, construcción) a que implanten nuevas medidas. El plan también enfatiza en el ecodiseño e información del producto al consumidor, así como en potenciar el uso de plástico reciclado para acelerar su la economía circular.
Retos y claves para alcanzar la Economía Circular de los plásticos
En la estrategia europea se plantean tres retos principales: incorporación a nuevos productos de 10 millones de toneladas de plástico reciclado en Europa en 2025; que en 2030 todos los envases de plástico puestos en el mercado europeo sean reutilizables o reciclables de una manera rentable; y conseguir que no haya residuos abandonados en la naturaleza.
Con el fin de impulsar estos tres retos, y especialmente la incorporación del material reciclado en productos, la Comisión Europea ha creado como catalizador la Circular Plastics Alliance, que agrupa a la administración y a toda la cadena de valor (más de 100 entidades y empresas) que firmaron el 20 de septiembre de 2019 una declaración de compromiso conjunta en la que ya está participando activamente el sector. En la Circular Plastics Alliance se están analizando las barreras que pueden frenar la incorporación de material reciclado a productos y buscando soluciones conjuntas para fomentar acciones e inversiones para la innovación. Se quiere potenciar la calidad y la normalización del plástico reciclado para favorecer su uso en un mayor número de productos. También es tarea de esta alianza realizar un seguimiento del progreso realizado en la introducción de plástico reciclado en productos en Europa.
La Circular Plastics Alliance es una iniciativa muy poderosa y positiva para fomentar la innovación y cooperación, pero no es suficiente: es necesario potenciar y crear una demanda del mercado, de la sociedad y de la administración pública para lograr una verdadera economía circular.
La demanda de la sociedad es una palanca muy poderosa para poder cumplir el reto de los 10 millones de toneladas, está influida por tendencias y culturas, y se deberá superar e invertir la imagen negativa que actualmente tiene la sociedad del material plástico. La comunicación y la información a la sociedad son clave para crear esta demanda de plástico reciclado, haciendo ver al ciudadano las cualidades del plástico y las ventajas ambientales del uso de materiales reciclados.
Los plásticos tienen un gran valor durante su uso gracias a sus excelentes propiedades. Son versátiles, ligeros, nos permiten ahorrar energía, contribuyen a evitar el desperdicio alimentario entre otros beneficios y aportan seguridad. Los plásticos nos protegen ante cualquier bacteria, virus, o peligro sanitario y así lo demuestra las continuas recomendaciones ante la crisis sanitaria de la COVID-19, de utilización de mascarillas, guantes, y otro tipo de material hecho con este material. En contacto con alimentos, son los materiales más regulados por parte de las autoridades y, por ende, los más seguros. Sus características ofrecen la mayor protección del alimento con el que están en contacto, ayudando a evitar la propagación de epidemias y enfermedades.
Pero todas estas ventajas desaparecen si no gestionamos correctamente el residuo reciclándolo y valorizándolo. Al final de su vida útil, los plásticos tienen valor convirtiéndose en nuevos recursos. Gracias a su reciclado mecánico, se pueden fabricar nuevos productos y, cuando no es posible, también se pueden transformar de nuevo en polímeros a través del reciclado químico, que se está empezando a implantar, consiguiendo una calidad similar a la materia prima virgen. Sin embargo, como decimos, para dar un paso más en el incremento de capacidad y calidad es necesario impulsar todavía más la demanda de plástico reciclado.
Esta demanda del mercado de productos con plástico reciclado también debe ser promovida mediante medidas económicas como desgravaciones fiscales al uso de plástico reciclado, también el incremento de tasas al depósito en vertedero, así como medidas normativas como las compras públicas verdes y la obligación del uso de materiales reciclados.
Otro aspecto muy importante es el ecodiseño del producto y, en concreto, la reciclabilidad de este, buscando siempre el equilibrio entre funcionalidad y un diseño adecuado que permita y facilite su reciclado, por ejemplo, evitando en lo posible mezclas de materiales y la elección adecuada de los colores para la futura clasificación en las plantas.
Otras claves son la innovación en la clasificación, en reciclado y la certificación para que el producto reciclado final tenga la calidad suficiente para poder ser empleado en nuevos productos.
Cómo está afectando la COVID-19 a la Economía Circular de los Plásticos
Como a todos los niveles y sectores, la pandemia producida por la COVID-19 también está afectando directamente a la economía circular de los plásticos.
Por una parte, la recogida selectiva de los envases ligeros (incluyendo plásticos, latas y briks) de tipo doméstico se ha incrementado estos últimos meses en un 15%. Especialmente, en las grandes ciudades ha habido una desviación del consumo en los restaurantes y comidas de los colegios hacia el hogar. El confinamiento nos ha obligado a comer y a estar más en nuestras casas. Por otra parte, se han reducido los envases de tipo comercial y bolsas de plástico en el pequeño comercio, por el cierre de estos. Los hogares han recogido parte de ese consumo y en España tenemos que estar orgullosos de la colaboración ciudadana, ya que este incremento del consumo en el hogar se está recogiendo en el contenedor amarillo. Además, la recogida selectiva de las ciudades ha seguido funcionando a pleno rendimiento. Una vez recogidos los envases plásticos, después de clasificarse en las plantas de selección, se envían en diferentes fracciones a los recicladores de plástico.
Sin embardo, según indica la Asociación Europea de Recicladores de Plásticos (PRE, por sus siglas en inglés), la demanda de plástico reciclado se está viendo afectada negativamente y algunos recicladores se han visto obligados a reducir su producción. En general, el mercado del reciclaje de todos los materiales se está viendo afectado por la pandemia, ya que es un sector que sirve materias primas a otras industrias que también se han visto obligadas a parar o reducir.
Esto se debe, por un lado, a la disminución de la actividad a nivel mundial y, concretamente, al paro o descenso de la actividad de empresas transformadoras que suelen ser las compradoras de la granza de plástico reciclado, especialmente en los sectores de la construcción, tubería y de la automoción, que son sectores demandantes de plásticos reciclados. Según la revista Plásticos y Caucho, la producción de semielaborados y artículos terminados de plástico disminuyó en España un 7% en marzo respecto al mismo mes de 2019, que fue el inicio del confinamiento. Por otro lado, la caída drástica del precio del petróleo ha provocado también una reducción en los precios de los plásticos vírgenes que compiten con los reciclados. En mayo se han reducido los precios de los polímeros vírgenes, pero ya se empieza a notar que se amortiguan los abaratamientos. Sin embargo, ha habido polímeros como el PP que siguen a la baja, ya que depende especialmente de la automoción. El inicio del funcionamiento del sector HORECA mejorará la situación actual.
Por todo ello, creemos que es necesario que, como en otros sectores industriales, se tomen las medidas necesarias de ayuda al sector, que garanticen que se pueda seguir avanzando en todos los retos que plantea la economía circular de los plásticos.
Por otro lado, hay que destacar un aspecto importante que la actual crisis sanitaria está poniendo de manifiesto relacionado con el litter o abandono de residuos. Valoramos el uso de guantes y mascarillas porque nos protegen de la COVID-19, sin embargo, parte de la sociedad no está siendo responsable y está abandonando estos residuos en las calles. Los guantes y mascarillas, tras su uso, deben depositarse en las papeleras o en el contenedor de basura de resto y nunca en el contenedor amarillo. La mejor gestión que se puede hacer de estos residuos es su valorización energética, recuperando la energía contenida en los mismos.
Que unos productos tan valorados actualmente por la protección que ofrecen sean abandonados y tirados en el medioambiente pone de manifiesto la necesidad de las campañas de educación y sensibilización a la población. Los productos abandonados no son los culpables de estar en lugares inapropiados, sino las personas que los dejan abandonados y no los depositan en el contenedor adecuado.
Artículo publicado en el número 222 Especial Reciclaje 2020