Economía circular y gestión de agua: oportunidades de implementación
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La creciente urbanización, el desarrollo socioeconómico (hacia una sociedad “high-tech”), el gran desequilibrio en la distribución y abastecimiento hídrico y el rápido empobrecimiento y agotamiento de los recursos naturales existentes nos obliga a pasar del sistema económico lineal actual, regido por las pautas “usar-consumir-tirar”, “producir-usar-tirar” o “recurso-producto-residuos”, a un sistema circular de conservación y optimización de recursos.
En este sistema circular dinámico se realizan interconexiones entre el uso de los recursos y los residuos generados con el objeto de minimizar la contaminación de ecosistemas dadores y aceptores y la generación de residuos, mejorar la eficiencia energética de sus actividades y optimizar la gestión hídrica para, ulteriormente, minimizar el impacto de las actividades sobre el medio ambiente. De este modo, se persigue mantener los materiales, recursos y productos el máximo tiempo posible en la economía, generando valor adicional y desbloqueando diversas oportunidades económicas.
Por tanto, la aplicación del concepto de economía circular y la gestión eficiente de recursos resulta en un viraje de la actividad de la empresa, independientemente del sector, hacia formas de negocio medioambientalmente más sostenibles y competitivas.
La economía circular es una de las acciones estratégicas más transformadoras de los últimos años, proponiendo un cambio global de mentalidad económica, organizacional, industrial, social y medioambiental que tiene su efecto a diversos niveles en gobiernos, organizaciones internacionales e intergubernamentales, el sector privado en su conjunto, el mundo científico y académico, productores y proveedores, el consumidor final y, en definitiva, a todos los individuos. El miedo a este cambio debilitará competitivamente a las empresas en un futuro no muy lejano.
Su aplicación dentro del sector del agua no debe limitarse únicamente a la utilización del agua una y otra vez, imitando así al ciclo hidrológico, sino que esa agua residual pueda verse como algo más que un residuo propiamente dicho: una fuente de recursos valiosos.
Además, debe tenerse en cuenta que, dentro de una misma industria, el agua posee diferentes usos en procesos que comprenden línea de producción (como ingrediente, materia prima, medio de transporte, disolvente, refrigeración, calderas, etc.), los protocolos de limpieza e higienización, y aguas de uso sanitario. Esto implica un importante reto tecnológico, puesto que las aguas residuales generadas poseen complejas propiedades y composiciones en función de su procedencia y de su volumen, teniendo como consecuencia la necesidad de implementar procesos de intensificación de tratamientos ya existentes o sistemas integrados de tratamiento versátiles que otorgan nuevas oportunidades a la empresa que los instaura.
Por tanto, el desarrollo de la economía circular en la gestión del agua puede presentar numerosas oportunidades de desarrollo para las empresas, ya no solo a aquellas correspondientes al mismo sector del agua, sino a las pertenecientes a otros sectores económicos en los cuales su actividad está directamente vinculada con la gestión hídrica como podrían ser los sectores agroalimentario, textil, energético, químico, cosmético, etc. Esta conexión existente permite mejorar la circularidad de estos sectores económicos, contribuyendo tanto a la creación de empleo (indicador socioeconómico importante) y a la minimización de diversos problemas ambientales.
Por tanto, algunas de las oportunidades derivadas de la implementación de la economía circular en la gestión integral hídrica que tienen potencial para generar cambios sustanciales en las operaciones, flujos de caja y actividades de la empresa son las siguientes:
• Surgimiento de nuevas líneas de innovación y negocio, desarrollando con ello nuevas tecnologías o mejorando tecnologías existentes mediante la colaboración con otros sectores o subsectores (ejemplo de simbiosis industrial) y otras cadenas de valor, siempre teniendo en cuenta los indicadores económicos, medioambientales, sociales y otros propios no económicos (p.ej. facilidad de acceso a red eléctrica o a fuente de agua).
• Reducción de insumos y materias primas, mediante la recuperación de los mismos presentes en las corrientes residuales a través del uso de la innovación tecnológica. La recuperación de estos compuestos siempre será útil mientras se recupere una parte de estos insumos con la calidad necesaria para ser reintroducida en el proceso productivo (respetando la normativa y legislación correspondiente) y permita mantener la calidad del producto final buscado.
• Recuperación de nutrientes y compuestos de valor añadido para uso propio o que, mediante la simbiosis industrial que fomenta la interconectividad entre empresas de diversos sectores, pueden ser aprovechados por otras empresas para sus sistemas productivos en forma de materia prima, plataforma química, biofertilizante, etc.
• Reaprovechamiento de los residuos producidos, a través de la valorización de la materia orgánica y de los materiales reciclables, ya sea como compost, fertilizantes o para biocombustibles como biogás o biometano, entre otros.
• Menores costes de gestión de los mismos, basándose en una auditoría de la gestión actual hídrica y de su consumo por operaciones (p.ej. en producción, limpieza, depuración o abastecimiento-saneamiento) y teniendo en cuenta las posibilidades de reutilización del agua en la empresa.
Obviamente, estas oportunidades deben analizarse con la importancia que merecen, describiéndose y clasificándose pertinentemente, indicando descriptivamente el impacto que tendría en términos económicos, medioambientales, sociales, regulatorios y no económicos ya no solo a la empresa sino a actores externos (como proveedores, ecosistema circundante, etc.) que se vea afectado de alguna forma por dicha oportunidad, los métodos propuestos para llevar a cabo la oportunidad y gestionarla correctamente y, finalmente, los costes de las acciones tomadas (económica, medioambiental, regulatoria y socialmente, sin olvidar los indicadores no económicos propios del sector).
El éxito de la economía circular será alcanzado si sector privado y administración pública trabajan alineados para desarrollar nuevos nichos de especialización económica, integrándose en nuevas cadenas de valor y promoviendo buenas prácticas sostenibles dirigidas a preservar y recuperar el capital natural.
No obstante, pese a la importancia de la generación de conocimiento y del desarrollo tecnológico e innovador que se pueda realizar en temas de gestión hídrica, para que todas estas oportunidades (y muchas otras no mencionadas) puedan hacerse realidad es imprescindible el trabajo conjunto y coordinado entre sector privado y administración pública con el fin de facilitar la transición ecológica a la sociedad mediante la revisión, implementación y cumplimiento de nuevas prácticas. El éxito de este ambicioso y necesario proyecto que es la circularidad para garantizar el desarrollo socioeconómico y humano será alcanzado si ambos actores trabajan alineados para desarrollar nuevos nichos de especialización económica, integrándose en nuevas cadenas de valor y promoviendo buenas prácticas sostenibles dirigidas a preservar y recuperar el capital natural.
Artículo publicado en el número 231 de RETEMA.