Desarrollan un nuevo método de evaluación para tecnologías que reducen la contaminación plástica marina
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Los tomadores de decisiones enfrentan una serie de desafíos al abordar la contaminación marina. Si bien está claro que necesitamos soluciones innovadoras para abordar este problema creciente, ¿cómo medimos el impacto de las medidas propuestas y decidimos cuáles utilizar?
Para agravar los desafíos, quienes toman decisiones deben tener en cuenta los intereses amplios, y a veces contrapuestos, de las partes afectadas. Estos grupos incluyen productores de plástico, industrias turísticas y pesqueras, grupos ambientalistas, consumidores y gobiernos.
Un nuevo estudio presenta una solución a algunos de estos desafíos clave. Los investigadores diseñaron un marco para evaluar tecnologías innovadoras que ayuden a detener la entrada de microplásticos y macroplásticos al mar.
Desarrollado como parte del proyecto EU CLAIM (Cleaning litter by development and apply innovador technologies), el marco considera tanto los impactos socioeconómicos como ambientales, así como los intereses de diferentes sectores. CLAIM explora cómo las tecnologías pueden ayudar a los Estados miembros de la UE a alcanzar un buen estado medioambiental (GES) para que los mares europeos cumplan sus objetivos de MSFD.
Para ilustrar cómo funciona el método, los investigadores lo aplicaron al mar Mediterráneo. En este caso de estudio, lo probaron con dos tecnologías para eliminar el plástico del agua antes de que llegue al mar:
- Para macroplásticos (más de 5 milímetros (mm) de diámetro): una barrera flotante que recoge la basura en los ríos.
- Para microplásticos (menores de 0,05 mm): un sistema de filtrado para plantas de tratamiento de aguas residuales.
El marco es una forma de análisis de decisiones multicriterio (MCDA). Esto proporciona una forma organizada de fundamentar las decisiones y al mismo tiempo tener en cuenta los numerosos intereses relevantes en cuestión. Evalúa las tecnologías utilizando cuatro criterios:
- costos anuales de inversión y operación;
- reducción de la exposición de las zonas Natura 2000 a la contaminación plástica;
- reducción de la contaminación plástica en sitios de acuicultura de peces y mariscos; y
- reducción de la contaminación plástica en hábitats críticos para los cetáceos.
Los investigadores consultaron a expertos del mundo académico, industrial y político para decidir cómo deberían ponderar los criterios. A partir de esta retroalimentación, crearon un sistema de ponderación para los diferentes criterios. Tras evaluar la sensibilidad de los resultados a los cambios en la ponderación de los criterios, los investigadores descubrieron que el criterio más sensible para los microplásticos era el coste de reducir la contaminación plástica. Para los macroplásticos, sin embargo, el criterio más sensible fue el número de puntos de seguimiento en áreas de hábitats críticos para cetáceos donde se logra al menos el 80% de la reducción objetivo.
El impacto de las tecnologías sobre la contaminación plástica en el mar variará naturalmente según cuántas se instalen, dónde y con qué eficiencia funcionen. Por ello, los investigadores modelaron su impacto en función de su configuración, concretamente si se instalan 40, 120, 240 o 400 soluciones tecnológicas, y con tasas de eliminación del 25%, 50% o 75%.
El modelo simuló el movimiento de micro y macroplásticos desde las principales fuentes terrestres (ríos, ciudades costeras) hasta el mar Mediterráneo. Representa los procesos más importantes que afectan el movimiento. Estos incluyen las corrientes marinas y la flotabilidad de las partículas.
Basándose en los resultados del modelado, y utilizando los cuatro criterios para clasificar las configuraciones en función del equilibrio de sus costos y el impacto en la eliminación de la contaminación, el estudio concluye que es mejor tener menos instalaciones (40-120) para limpiar macroplásticos, pero con tasas de eliminación más altas (50–75%). Esto se debe a que una minoría de ríos libera la mayor parte de la contaminación plástica: los 40 ríos más contaminantes son responsables del 89% de los macroplásticos que ingresan al Mediterráneo desde los ríos. Aumentar el número de instalaciones a 120 garantizaría que también se cubran las fuentes medianas de contaminación.
En el caso de los microplásticos, por otro lado, un número mucho mayor de sitios (240-400) con tasas de eliminación más bajas (25-50%) proporciona los mejores resultados cuando se evalúan tanto los costos como el impacto. Las plantas de tratamiento de aguas residuales están distribuidas de manera más uniforme a lo largo de la costa mediterránea que los ríos, y los microplásticos viajan distancias más cortas desde sus fuentes que los macroplásticos.
Los resultados también subrayan los altos costos de la gestión de microplásticos. Las mejores opciones para la gestión de microplásticos en este estudio cuestan alrededor de 11 veces más que las de gestión de macroplásticos.
Los investigadores señalan además que este método podría respaldar los objetivos establecidos por el Plan de acción de la UE hacia la contaminación cero del aire, el agua y el suelo. Esto exige una reducción de al menos un 50 % de la basura plástica en el mar y de al menos un 30 % de los microplásticos liberados al medio ambiente para 2030.
Además, la propuesta de la Comisión Europea para la Directiva revisada sobre el tratamiento de aguas residuales urbanas prevé que las plantas de tratamiento de aguas residuales deberían introducir medidas adicionales para eliminar los microcontaminantes de las aguas residuales urbanas, incluidos los microplásticos.