El ahorro de agua podría incrementar sensiblemente si se considerara el gasto energético
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Àlvar Escrivà-Bou, investigador del IIAMA-UPV (Instituto de Ingeniería del Agua y Medio Ambiente de la Universitat Politècnica de València) durante su etapa doctoral, ha indicado que el ahorro de agua se podría incrementar significativamente “si los consumidores tuvieran en cuenta los gastos energéticos asociados al consumo de agua”.
Este es uno de los resultados del estudio efectuado en su tesis doctoral “The Water-Energy Nexus: a bottom-up approach for basin-wide management”, que analiza la relación de los consumos de agua y energía, en diferentes escalas -desde el consumo en los hogares hasta la gestión a nivel de cuenca. El estudio incluye un fuerte componente ambiental, ya que analiza la disminución de gases de efecto invernadero cómo consecuencia de la implementación de medidas de gestión conjunta de agua y energía.
El proyecto, co-dirigido por el profesor Jay Lund, de la Universidad de California y el sub-director del IIAMA y profesor de la UPV, Manuel Pulido, se ha efectuado a partir de los datos obtenidos durante la investigación realizada en los últimos tres años. En ella, se ha utilizado un novedoso enfoque “bottom-up” (de abajo arriba) que incluye diferentes escalas de análisis y en la que los resultados de los primeros niveles se van incorporando en los análisis de los niveles superiores.
El trabajo comenzó con el análisis de la relación del consumo de agua y energía en los hogares debido esencialmente al consumo de agua caliente, continuó con la observación en la gestión de la distribución de agua a nivel urbano considerando la energía asociada, y finalmente se centró en el estudio a nivel de cuenca incluyendo consumos urbanos y agrícolas.
De este modo, utilizando modelos de simulación y optimización para el análisis del uso residencial de agua y energía asociada, el Dr. Escrivà-Bou ha obtenido qué inversiones serían rentables para los hogares, al mismo tiempo que reducirían el consumo de agua y energía. De hecho, el investigador valenciano indica que un aspecto destacable es que las inversiones económicamente rentables “se incrementan cuando se consideran los costes de energía”. En este sentido, afirma que se aumentaría el ahorro potencial de agua desde un 5% hasta más de un 6%, lo que significaría un incremento en el ahorro “de más del 20% de agua y alrededor de un 30% de energía y gases de efectos invernadero, respecto al escenario en el que sólo se consideran los costes de agua”, sentencia el Dr. Escrivà-Bou.
Todo ello es posible, gracias a una serie de medidas estándar tan simples como cambiar los tiradores de los grifos o sustituir los electrodomésticos más antiguos por unos más eficientes. Además, se reducirían significativamente la emisión de gases de efecto invernadero no sólo en el consumo sino también en el tratamiento y distribución urbana de agua, porque “cuando realizamos el estudio comprobamos que el mayor consumo energético del ciclo del agua se encuentra en las ciudades, por los sistemas de calefacción de agua de las casas esencialmente, pero también por el ciclo urbano del agua que incluye el tratamiento, distribución y posterior tratamiento de aguas residuales”, explica el investigador valenciano.
Programas de información
Por ello, el miembro del IIAMA reclama que se efectúen programas de información de las consecuencias positivas que tienen estas medidas de ahorro de agua en el medio ambiente. “Ya no es simplemente por un tema económico, sino porque también afecta al cambio climático. Cuando menos consumo de agua realizas, menos gasto de energía produces y por tanto menos gases de efecto invernadero viertes a la atmósfera”.
En este sentido, el IIAMA está participando actualmente, bajo la coordinación del profesor Pulido, en el proyecto europeo SmartH2O (www.smarth2o-fp7.eu) en el que se aplica una metodología análoga a la gestión en la ciudad de Valencia.
Efecto a nivel de cuenca
En el proyecto también se ha desarrollado un modelo a escala de cuenca hídrica teniendo en cuenta el consumo de agua urbana, industrial y agrícola. En éste se analizaron las interacciones entre los consumos de agua y energía en los distintos sectores implicados en el ciclo de agua, analizando también las políticas y medidas de gestión de cada uno de los sectores. Entre otras se analizaron cómo influyen una serie de estrategias cómo el ahorro urbano, los incrementos de agua dedicada el medio ambiente, o las medidas de modernización de regadío
Así, el Dr. Escriva-Bou señala que uno de las conclusiones obtenidas es que con el cambio de riego por manta a goteo, “se ha incrementado un 20% el uso de energía, mientras ha disminuido el gasto de agua”. En este caso, el investigador valenciano resalta que debemos evaluar “la eficacia de las medidas teniendo en cuenta los balances a nivel de cuenca considerando los efectos en todos los sectores”.
California, pionera en infraestructuras hidráulicas
El proyecto se ha llevado a cabo en California (EEUU), una región muy concienciada con el cambio climático y su impacto sobre el agua. El científico valenciano destaca que este estado tiene unas condiciones climatológicas y socio-económicas muy similares al sudeste de la Península Ibérica por el peso de la agricultura en la actividad económica y el importante consumo urbano de agua.
Sin embargo, la mayor diferencia estriba en el hecho que en California la gestión del agua tiene un carácter mucho más descentralizado, con una multitud de agencias implicadas, mientras que en España las Confederaciones Hidrográficas han jugado un papel determinante en la centralización y gestión integrada de recursos hídricos. Además, el estado norteamericano dispone de una excelente infraestructura hidráulica desarrollada esencialmente en el segundo tercio del siglo XX, que incluye grandes acueductos de interconexión de cuencas. Esto a su vez, ha propiciado el desarrollo de mercados de agua y otras herramientas de gestión innovadoras.
Según afirma el Dr. Escrivà-Bou, “históricamente los períodos de sequía, como el que se viene produciendo desde 2012, han funcionado como catalizadores para la mejora de políticas de gestión de aguas, en un estado que de por sí tiene un estrés hídrico significativo, ya que las demandas superan a los recursos disponibles prácticamente todos los años”.
Asimismo, California es un referente a nivel global en políticas para afrontar los efectos del cambio climático, por lo que existe una gran sensibilidad social en esta problemática. En este sentido, el Dr. Escrivà-Bou indica que nos dirigimos hacia un escenario donde “se debe minimizar la emisión de gases a la atmósfera. El cambio climático es un hecho y me siento orgulloso, que proyectos como el mío planteen soluciones al problema”, concluye el investigador.
Desde la finalización de su tesis doctoral, el Dr. Escrivà-Bou se encuentra trabajando para el Public Policy Institute of California en San Francisco, un “think-tank” sobre políticas públicas en el que investiga sobre políticas de agua, energía y cambio climático.